5.11.2004
ME HA DICHO que podía quedarme cuanto quisiera, tal vez porque sabe que de todos modos no tengo mucho aire, y debo hacer un gran esfuerzo para sostenerme durante un rato. La he visto escribir algo sobre la tristeza, y era algo ciertamente muy triste, que volvió azul el aire de la habitación, para que nos imaginásemos a la distancia del humo.
Es en estos momentos cuando presiento que está cerca de la verdad.
Más cerca de lo que sospecha.
Pero la salva el miedo a cruzar el umbral, y extender la mano, y yo que sé (creo saber) que su temor guarda una razón más poderosa aún que la que finge darse, intento disuadirla: no hay horror que pueda compararse al de hundir las manos en las entrañas del aire, el cementerio donde se esconden las ausencias, la memoria hacia atrás, el tiempo haciéndose añicos como un reloj destripado, corriendo enfurecido hacia ninguna parte, latiéndole en las sienes la convicción de que todos son el mismo sitio.
Y el infierno tan parecido al sabor amargo de la falta de sabor anclado al paladar.
Detenido, insomne, lúcido hasta la locura, insoportable.
Muerto, como yo mismo, para siempre.
Es en estos momentos cuando presiento que está cerca de la verdad.
Más cerca de lo que sospecha.
Pero la salva el miedo a cruzar el umbral, y extender la mano, y yo que sé (creo saber) que su temor guarda una razón más poderosa aún que la que finge darse, intento disuadirla: no hay horror que pueda compararse al de hundir las manos en las entrañas del aire, el cementerio donde se esconden las ausencias, la memoria hacia atrás, el tiempo haciéndose añicos como un reloj destripado, corriendo enfurecido hacia ninguna parte, latiéndole en las sienes la convicción de que todos son el mismo sitio.
Y el infierno tan parecido al sabor amargo de la falta de sabor anclado al paladar.
Detenido, insomne, lúcido hasta la locura, insoportable.
Muerto, como yo mismo, para siempre.